miércoles, 8 de septiembre de 2021

Casiodoro sobre los Hechos de los Apóstoles y el Apocalipsis

1. Se sabe que el noveno códice contiene los Hechos de los Apóstoles y el Apocalipsis, porque está probado también que el Apocalipsis -esto es, Revelación- es del apóstol Juan.

Encontramos los comentarios en griego de san Juan, obispo de Constantinopla, a los Hechos de los Apóstoles. Con la ayuda del Señor, nuestros amigos los tradujeron en dos códices de cincuenta y cinco homilías.

2. La exposición de san Jerónimo aclara ciertamente el Apocalipsis, [libro] que conduce los ánimos de los lectores que se esmeran en él hacia una contemplación superior, y hace discernir con la mente lo que los ángeles son felices de ver.

También el frecuentemente mencionado obispo Victorino trató brevemente sobre algunos pasajes difíciles de este libro.

Y Vigilio –obispo africano– disertó acerca del sentido del milenio que se menciona en el citado Apocalipsis, lo que constituye un grave problema para muchos, con una escogida y completísima narración.

3. Incluso Ticonio el Donatista dijo ciertas cosas sobre el mismo volumen [del Apocalipsis] que no se deben rechazar; otras, sin embargo, las mezcló con los venenos de su herejía. Al leerlo, puse competentemente –a mi parecer– en todos los dichos que pude encontrar, un chresimon en los buenos, y un achriston en los malos.

Os aconsejamos que hagáis vosotros lo mismo con los expositores sospechosos, para que el ánimo del lector no se turbe confundido por la mezcla de una enseñanza nefasta.

4. También san Agustín enseñó cuidadosa y destacadamente muchas cosas sobre ese volumen en los libros de La Ciudad de Dios.

En nuestros días, el beato Primasio, obispo africano, también expuso cuidadosamente la mencionada Apocalipsis, con un trabajo minucioso en cinco libros.

A ellos se añadió el libro ¿Qué constituye a alguien en hereje?, de argumentación sumamente cauta. Estas cosas son dignas de ser ofrecidas en el templo del Señor como sacras ofrendas sobre los altares sagrados.

 

Casiodoro, Iniciación a las Sagradas Escrituras (Institutiones divinarum litterarum), ed. castellana, Ciudad Nueva, Madrid 1998, pág. 121–123. 

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